AL VUELO — Cinéfilos II
Por Pegaso
Apenas ayer tocaba el tema del cine, cuando me llegó una invitación para asistir a una rueda de prensa sobre el mismo tenor.
El conocido actor reynosense, Juan Ríos Cantú, junto con el promotor Joselo Sáenz, pretenden impulsar un proyecto para que jóvenes y no tan jóvenes artistas se den a conocer, y que Reynosa se convierta en un centro cultural en lugar de seguir siendo un pueblo carretonero donde impera la ley de la selva.
No sé si lo logren. Estoy algo escéptico.
Le comentaba a Juan Ríos, que en la Ciudad no existe un verdadero talento, que cuando se trata de hacer una película, siempre se hace monotemática: puros narcos y balaceras y muertes y venganzas y secuestros.
Yo le daba el ejemplo de la reciente producción llamada “Malandro”, que trata precisamente del tema de la delincuencia organizada.
Y no es que no se pueda abordar, porque es algo que ocurre pero, ¿no estamos ya hasta la madre como para que encima nos vengan a embarrar todavía más mierda de esa en el cine o en la TV?
Lo vemos en la televisión. Las series más aclamadas, más premiadas y con mayor auditorio son “El Chapo”, “Sin Tetas no hay Paraíso”, “La Reina del Sur”, “El Señor de los Cielos” y párele de contar.
Tan sólo por existir ese género ya debe considerarse como apología de delito.
Hay quienes lo defienden como libertad de expresión.
Pero no es lo mismo “libertad de expresión” que “libertinaje de expresión”.
El propio Juan Ríos, que ha participado en series de Netflix como “El Club”, sabe de lo que hablo.
Hay personas que paran en la calle a los actores que hacen el papel de policías y les dicen: “Nunca vas a agarrar a fulano”.
O sea, que para un buen número de personas, los narcos son verdaderos héroes, dignos de ser imitados.
Cada que tengo la oportunidad, vuelvo a mencionar una curiosa encuestita realizada por alumnos de Criminología de la Unidad Reynosa Aztlán de la UAT, allá por el 2012, para que mis dos o tres lectores vean el impacto que la narcocultura tiene en nuestros dulces, inocentes y cándidos pequeñuelos:
Se les mostraron varios tipos de vehículos. La mayoría de los 174 niños encuestados de entre 4 y 6 grado de primaria, de diferentes escuelas, mostraron clara predilección por las camionetas suntuosas, de uso común entre grupos de la delincuencia organizada, tanto de la vida real como del cine y la televisión.
En base a esos resultados, 65 niños y 54 niñas prefirieron la Escalade, 34 niños y 40 niñas la Tahoe, 29 niños y 24 niñas la Avalanche y 51 niños y 5 niñas la Monstruo.
En cuanto a tipo de armas que prefieren, 65 niños y 54 niñas se decantaron por la AR-15, 34 niños y 40 niñas por la AK-47, 29 niños y 24 niñas por la Barret calibre .50 y 51 niños y 5 niñas por las granadas de mano.
Entre los intérpretes musicales, 50 niños y 21 niñas prefirieron a Cano y Blunt, 29 niños y 42 niñas, a otros, 39 niños y 9 niñas al Komander y 16 niños y 18 niñas a la Banda MS.
El comentario de los estudiantes y maestros que realizaron la encuesta es la siguiente: “Se concluyó que el 98% de los niños se identificaron con la narcocultura y tienen la predisposición hacia una posible conducta desviada del narcotráfico”.
Aquí vemos la influencia de los medios de comunicación, como la televisión y el cine, en las nuevas generaciones.
Si en verdad están pensando en apoyar el talento artístico de la gente de Reynosa, por favor desechen ese tipo de temas que no abonan en nada a la paz social y a la cultura, porque con el solo hecho de existir, constituyen una apología del delito. Ergo dixit.
Va el refrán estilo Pegaso: “Con mayor transparencia, ni el líquido incoloro, insípido e inodoro de fórmula química H2O”. (Más claro, ni el agua).