Los planes de un Gobierno Clinton
Esto todavía está lejos de acabarse, pero, como dicen los analistas especializados en temas de información secreta, es muy probable que Hillary Clinton gane estas elecciones. Los modelos basados en sondeos situaban sus opciones en torno al 90 % a principios de esta semana (y eso, antes de que la campaña se volviese no apta para menores).
Pero ¿qué será capaz de lograr realmente nuestra primera mujer presidenta? Eso depende de lo grande que sea la victoria que obtenga. No me refiero a la magnitud de su “misión”, que no significa nada: a juzgar por los años de gobierno de Obama, los republicanos se opondrán a todo lo que Clinton proponga, por muy derrotados que salgan. La pregunta, más bien, es qué pasará con el Congreso.
Piensen, primero, en las consecuencias de una victoria por la mínima: Clinton se convierte en presidenta, pero los republicanos se aferran a ambas cámaras del Congreso. Una victoria así no sería insignificante. Evitaría la pesadilla de una presidencia de Trump y también bloquearía el programa radical de privatización y bajada de impuestos que Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, ha dejado claro que impondrá si Trump se las arregla para ganar. Pero dejaría poco margen para acciones positivas.
Las cosas serían muy distintas si los demócratas reconquistaran el Senado. Según los modelos basados en sondeos, la probabilidad de que eso ocurra es de solo el 50 %, pero quienes apuestan sobre las elecciones les dan muchas más posibilidades, dos o tres contra uno. Ahora bien, ni siquiera un Senado demócrata posibilitaría que Clinton aprobase leyes si en la Cámara se topa con una mayoría republicana de un obstruccionismo implacable. No obstante, le permitiría colocar a alguien en el puesto del Tribunal Supremo que quedó vacante tras la muerte de Antonin Scalia.
Esto tendría enormes consecuencias, en especial para la política ambiental. Durante sus últimos años en el cargo, el presidente Obama ha dado un gran impulso a las medidas medioambientales recurriendo a sus poderes normativos; por ejemplo, haciendo mucho más estrictas las normas de emisiones de los camiones pesados. Pero la pieza más importante de su programa —el Plan de Energía Limpia, que reduciría en gran medida las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas que funcionan con carbón— está parada actualmente, a causa de una suspensión impuesta por el Tribunal Supremo. La conquista demócrata del Senado eliminaría ese obstáculo.